jueves, 21 de octubre de 2010

Carta a un corazón soñado

Ayer soñé con vos. No me acuerdo donde empezaba, ya que los sueños quizás sean como el amor, no tienen comienzo, solo suceden. Estabas triste por algo, no se bien el motivo, pero se notaba en tus gestos, en tu rostro. Esos ojos oscuros no me dejan en paz un segundo, ni siquiera cuando duermo. Estabas tan apenada y no saber porque me duele más de lo debido. Sospecho que era por amor, de otra manera no se explica esa mirada tan débil, tan desinteresada en tu alrededor. Espero que no te hayan lastimado, a la larga uno siempre aprende que el fuego no solo ilumina, sino que también quema. No por eso vamos a dejar de lastimarnos una y otra vez, a acobardarnos, a escondernos de las heridas; ese tipo de quemaduras algún día cicatrizan.
Estabas mucho mas grande, no se cuanto mas, los años no pasan solos. Mi inconsciente te recuerda en cada detalle. En un momento estábamos en el subte, vos estabas sentada frente mío, situada hacia la izquierda, de repente te miré y te dije que estabas mas hermosa que nunca, te sonreíste y me contestaste algo, no me acuerdo bien, creo que fue un cumplido. En el subte había mas personas, pero solo estabas vos, como si sobresalieras del resto o si te encontraras en otra dimensión, en otro plano. No consigo rescatar nada mas de ayer a la noche, exceptuando lo agitado que desperté. Ah, si, recuerdo que vestías una remera roja, eso es todo lo que se de vos en esta conjugación verbal que camino. Solo espero que no te hayan hecho mucho daño, y que cuando necesites alguna otra cosa o alguien con quien hablar me busques en los sueños que te voy a saber encontrar.


Facundo Joel

sábado, 2 de octubre de 2010

Algunas líneas para Victor

Víctor no sabe que hacer. Va de un lugar a otro, se desenvuelve palabra a palabra. Víctor es personaje de una novela. De una novela mal escrita, bastante desprolija. Es un hombre joven, observado desde la naturaleza, pero considerado en sentido opuesto por la sociedad. ¿Que angustias se cruzan por quien crea personajes de tal naturaleza, para dejarlos abandonados en unos cuantos papeles, sin echarles una mano, sin dedicarles nunca mas un verso?. Desahuciado es la palabra adecuada para describir a Víctor. Quedó atascado en una secuencia ininterrumpida, en la búsqueda de alguna mujer, esperando las campanadas del destino, el grito desahogado del amante, que debería llegar en el anteúltimo capitulo, en la pagina 126. La novela no era tan mala, hay que admitirlo, por alguna razón el autor ha sido motivado a escabullirse en el arte de componer. No hay derecho a dar a luz un universo para después abandonarlo sin justificativo.
Víctor se despierta todos los días en la misma página, se despereza, se mira al espejo, se mancha el pijama con pasta dental y teme que se amarillenten sus páginas sin llegar al último capítulo.